24 de agosto de 2012

The Big Picture


Cómo extrañaba los buenos fines de semana. Es increíble la expansión que logra la realidad con un simple buen fin de semana.
Estoy empezando a ver el gran cuadro, al menos el marco. Dejé un poco la imaginación de lado (al menos en el presente, la del futuro es más difícil dejarla) y empecé a ver los límites, el marco de mis actos. Por momentos aparecen formas y colores, los voy acomodando de a poco, voy entendiendo de a poco. Me gusta el sentimiento de entender hasta dónde fui capaz de llegar, hasta dónde me llevo la mala imaginación, la inútil fantasía y al mismo tiempo no perder ni un centímetro de ella, al contrario. Estoy aprendiendo a usarla más sabiamente, a ubicarla donde corresponde, con límites y probabilidades, pero sin perder la esperanza. 

La esperanza y la fe. Dos cosas que no lograba entender, que creía mejor dicho saber a qué hacían referencia, como si fuera importante simplemente poder relacionarlas con el mundo, con la gente. Esa estupidez de creer que cuando alguien te dice que tiene fe, se los imagina rezando o cualquier otra relación llena de lógica y escepticismo pobre. 
Pero una vez que se entra en esas palabras, y busca continuamente su significado en todas las cosas, algo cambia. Es verdad que hay una especia de confianza ciega, siempre al principio hay confianza ciega. Pero nos olvidamos que la mayoría de nuestra personalidad esta basada con esa confianza ciega de todas las cosas que nos enseñaron o fuimos viendo y sacando conclusiones a la ligera. Todo eso, todas nuestras estructuras también están apoyadas en la confianza ciega que tuvimos en ese momento para armarlo como una verdad. 
Y cuando uno comienza a entender lo poco que sabe realmente de los hechos y las personas y las cosas, algo se empieza a mover. Al principio hay un terror espantoso, no se puede negar. Y ahí es dónde surge naturalmente el verdadero significado de la fe, de la esperanza. En quedarse con el verdadero conocimiento, con la única información irrefutable que tenemos dentro, que es literalmente casi nada. Pero tener fe en esa pizca de arena en el desierto e ir tomando una por una, armando con fe en que esa pizca es sólida y no contiene basura de ningún tipo. A partir de ahí todo parece ser mucho más fácil. 

Gracias por ayudarme a ver la fe. 


El Tio Motorizado - "Viaje a donde te estrellas"

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