18 de octubre de 2012

El Viaje

Estábamos en la ruta, su cara se veía llena de excitación. Capaz era la forma en que pegaba el sol en su sonrisa que me llenaba de ilusión.
La musica a todo volumen, igual podía oir los pajaros en el campo que pasaba a toda velocidad.
Si pudiera poner palabras a esta sensación, no podría, no existen tales palabras.
Es este viaje que nos domina, nos lleva a lugares lejanos. Donde la magia parece moneda corriente.

La palabras salen de su boca con tanta ligereza, como si las emociones fuesen livianas y agradables. Confiesa sus pecados, como si nunca se los hubiera contado a nadie. Está embriagado de sinceridad. Por momentos creo que no voy a poder contener todo este momento, pero un alivio recorre mi cuerpo cuando me doy cuenta que no estoy sola.

Por fin esta tomando forma toda esta energía contenida durante tanto tiempo.

Paramos en un sencillo parador para abastecernos, compramos más de lo que necesitábamos, como si estuviésemos con todos nuestros seres queridos, aquello que no llegaron, pero están dentro nuestro.

Recorrimos esa ruta durante varias horas más, hasta que ya no quedaba sol y el cielo comenzaba a brillar. Tomamos un camino de tierra lleno de vegetación, solo las personas correctas pasaron por ahí.

Y llegamos a este simple paraíso. Fue como llegar a casa después de un día agotador. Dejamos nuestras mochilas tiradas por ahí y nos tiramos a ver el cielo por un par de horas. Ya no hacían falta las palabras, los grillos eran la mejor música.

Nos fuimos quedando dormidos sin darnos cuenta, hasta que el sol volvió a salir. Nos fue despertando de a poco, naturalmente. Entramos a la casa por primera vez para hacer el desayuno, le sacudimos la tierra y dejamos que el aire fresco la contamine de pureza.
Saqué el mapa prometido, todavía no sabíamos como llegar a nuestro propósito. Hacer cálculos y predicciones no nos iba a llevar a ningún lado, así que lo dejamos ahí para simplemente verlo.

Continuará.

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